Recientes ataques contra iglesias están obligando a
muchos cristianos egipcios a buscar asilo en Occidente. Muchas de las
victimas son mujeres que temen ser blanco de secuestros y matrimonios
forzados con hombres musulmanes.
Magda Kaiser es una cristiana egipcia que llora por
la desaparición de su hija Mary. “Era nuestra única hija así que la
mimábamos mucho, tenía todo lo que quería, pero era muy tímida. Éramos
amigas, ella no iba a ningún lugar sin mi. Siempre me pedía que fuera
con ella porque le daba miedo estar sola”, comenta esta madre.
Mary era una estudiante excepcional, con premios en
matemática. A los 19 años ingresó a la universidad para ser
farmacéutica. Allí fue donde se hizo amiga de una estudiante musulmana.
Una noche cuando ellas fueron a comer pizza y ver una película, Mary
de repente se enfermó y algunas amigas la vieron subir a un taxi.
“Esa noche no llegó a casa. Creemos que sus amigos
musulmanes pusieron droga en su comida y contrataron gente que rapta
jóvenes cristianas para que la secuestraran”, relata Kaiser.
Un día después la policía informó que habían
localizado a Mary cerca de Cairo en el pueblo de Kerdasa. Dijeron que
Mary se había convertido al Islam y casado con un vendedor musulmán.
Magda y su esposo sospecharon que esto fue un
complot, que su hija fue víctima de una enorme red islámica de tráfico
humano enfocada en jóvenes cristianas.
Su madre asegura que “todo fue coordinado entre el
gobierno, la policía y los wahabis (corriente religiosa musulmana).
Todos tuvieron algo que ver”, afirma.
Los oficiales llevaron a Mary a la estación policial donde su padre le estaba esperando.
“Cuatro mujeres con velo y cuatro hombres de barba
entraron a la estación policial acompañados por dos policías armados.
Cuando entraron mi esposo gritó el nombre de nuestra hija, ¡Mary! Cuando
ella volteó a ver, uno de los hombres la empujó y la golpeó en la
cara”, comenta Magda Kaiser.
El padre de Mary lleno de enojado demandó que se le
permitiera hablar con su hija, sin embargo, la policía rehusó y le
expulsó. Dijeron que cerraron el caso porque Mary ahora es musulmana.
Este antes era un hogar de gozo y alegría, pero
cinco años después de que Mary desapareció su cama sigue vacía, aún se
siente el dolor emocional. Según su familia ella era una cristiana
comprometida. Era imposible que se convirtiera al Islam voluntariamente.
Reclaman intervención política
Los secuestros como el de Mary ahora son comunes en
Egipto. Según un nuevo estudio, han aumentado los secuestros y
desapariciones de jóvenes cristianas. Así también los secuestros de
muchachas menores y madres de niños pequeños.
La profesora Michele Clark de George Washington
University participó en el estudio. Ella testificó recientemente ante
la comisión de Helsinki, negando los argumentos de que las jóvenes
cristianas abandonan su fe y sus familias por relaciones románticas.
“Ellas aceptan la amistad, el romance, la
esperanza, el futuro, la seguridad, sin embargo no acceden a ser
arrancadas de sus familias sin poder verlas de nuevo”, comenta esta
experta.
Y también niega que estas mujeres cristianas asintieron a convertirse
obligadamente a una religión diferente a la suya o a vivir en
cautiverio.
¿Qué, pues, debería hacerse? El analista Walid
Phares dice que el gobierno de Estados Unidos debe hablar abiertamente
del tema con el presidente Morsi de Egipto.
“Los perpetradores en Egipto deben saber - desde
los medios, desde la discusión pública – que nuestros oficiales demandan
del presidente de Egipto y del Parlamento, que estos asuntos sean
discutidos, que el comité constitucional que redacta la futura
constitución considere estos elementos”, expresa Phares.
La profesora Clark también dice que Egipto debe crear un registro nacional para documentar la desaparición de menores.
“El gobierno egipcio requerirá una investigación
anual de todos los casos de desapariciones incluyendo casos abiertos y
en proceso, así como arrestos que resulten de esas investigaciones”,
indica Clark.
Líderes egipcios siguen debatiendo la posibilidad de
imponer una interpretación estricta de Sharia, una ley que tolera la
conversión forzada y matrimonios forzados en mujeres no-musulmanes.
Por ahora Magda Kaiser asegura que seguirá buscando a
su hija. “Ella siempre será mi hija sin importar qué le ocurra. Seguiré
tratando de recuperarla. Creo en las promesas de Dios y creo que Dios
no nos abandonará. Le pido a todos que oren por nosotros, pues confío en
el día que la volvamos a ver”.