Rev. Alberto Ortega
Sucedió que por la mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón.
No había quien pudiese interpretar los sueños de un hombre turbado, inquieto y preocupado. El rey más poderoso de su tiempo estaba agitado en su espíritu, consultó todos los medios que estaban bajo su autoridad, y no pudieron darle la respuesta. Magos y sabios quedaron enmudecidos ante la preocupación de este hombre.
Era sin embargo importante y vital que entendiera lo que había visto en aquellos dos sueños. La interpretación correcta de estos era la clave para la preservación de su vida así como la de su nación. Esta era una hora decisiva, se había rodeado de magos y sabios en previsión de eventos como este, pero, estos no podían cumplir con la función que les había sido otorgada por Faraón: «mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón».
La humanidad se encuentra hoy frente a la encrucijada de los tiempos. Las naciones y los gobiernos están tomando y están por tomar decisiones que van cambiar el curso de la humanidad. Algunas de esas decisiones están operando ya y han mostrado sus errores e imperfecciones. Hoy, existen multitudes de consejeros, asesores, comisiones, y una lista interminable de hombres y mujeres que están ocupando posiciones claves en las más altas esferas de los países, así como en las organizaciones internacionales, pero el caos sigue creciendo en el mundo.
Hay una multitud de consejeros matrimoniales, pero la familia está alcanzando las cumbres del fracaso; hay más sociólogos, sicólogos y siquiatras que nunca, pero, los narcómanos, los sicópatas, los asesinos en serie han aumentando vertiginosamente. No estamos enfrentando un enigma, ni un sueño como Faraón, estamos viviendo una realidad alarmante y aterradora.
Satanás ya no se oculta ni se esconde, se presenta a la luz del día, es seguido y admirado por las multitudes. En estos días salía otro libro de Harry Potter (el niño brujo), se han impreso millones de ejemplares y multitudes de niños del mundo entero estaban haciendo filas interminables ante las librerías que vendían el libro. Era impresionante ver que de todas las nacionalidades del planeta, de todas las latitudes, lenguas y razas los niños y los adolescentes eran unánimes en su fascinación por ese personaje.
Esta niñez se ha rendido a un personaje que representa la brujería y el satanismo, en las escuelas de nuestros hijos estos libros son presentados en el curso de literatura como libro de texto para el estudio. Los padres y los niños cristianos que no quieran estudiar este libro de brujería serán tildados de fanáticos y de incultos. ¿Es esto un sueño? ¡No! Es una espeluznante realidad.
Faraón buscó la respuesta en su palacio, entre sus aduladores y asalariados, pero, «no había quien los pudiese interpretar a Faraón». La respuesta vino de la institución más baja de su reino, no del palacio real, sino de la cárcel. En aquella cárcel donde se encerraba la escoria del reino, a los ladrones, los sediciosos y los asesinos. Pero la respuesta se encontraba en ese lugar, en efecto, había allí un inocente detenido injustamente, un hombre de Dios fiel, justo, afable e inquebrantable en su fe y carácter, este tenía la respuesta, la revelación que nadie podía darle a Faraón.
Pablo declara enfáticamente: «Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad» (Romanos 1: 18). Los hombres han detenido injustamente la verdad, la han encarcelado, pero la palabra de Dios no puede ser encerrada ni detenida por el hombre, ella está hablando hoy con toda autoridad. Pablo de nuevo proclama: « […] la palabra de Dios no está presa» (2 Timoteo 2: 9).
¿Amado, se halla usted frente a un sueño que se ha tornado en una pesadilla? ¿está usted buscando respuestas que no tienen magos, brujos, clérigos, sicólogos o científicos? ¿Por qué no busca en Dios la respuesta que necesita? Solo Dios puede abrirle las puertas del futuro y de la esperanza. Reciba a Jesucristo como su único y suficiente Salvador, pídale perdón por haber quebrantado los mandamientos de Dios, crea que solamente por medio de la gracia que nos ha sido dada en Cristo puede ser salvo de todos sus pecados y de la ira venidera.