viernes, 2 de marzo de 2012

Hoy escucharemos Genesis 17

Una mujer que se olvidó…

 
A todos nos encanta cuando nos invitan a una boda, Escuchamos con emoción los votos matrimoniales de la joven pareja que se comprometen ante Dios y los hombres  a formar una nueva familia. Se prometen amor eterno, estar juntos en las buenas y las malas, en las riquezas y pobrezas, en salud y enfermedad, en otras palabras, “hasta que la muerte los separe”.
¡Que lindas son estas promesas! ¡Que románticas! ¡Qué bien nos hace saber que el amor es lo único que permanece a través de los tiempos!
Da gusto ver parejas jóvenes o mayores caminando, tomados de la mano, disfrutando de la compañía mutua, conversando y riendo, quizás recordando anécdotas del pasado o travesuras de los nietos. Pero, cada vez se ven menos…, esto no se debe a que han enviudado, sino a que “olvidaron” las promesas que hicieron años atrás.
Muchas veces, la falta de trabajo, un mal negocio, hunde en la miseria el hogar, la enfermedad llega destrozando la salud y convirtiendo, al joven buen mozo, en un ser dolorido que no puede valerse por si mismo, y ante la necesidad monetaria, la falta de apoyo del ser querido, comienza a acabarse la paciencia, el amor va menguando y solo queda el deseo de levantar vuelo y huir hacia mejores oportunidades. Es común que se excusen diciendo “tengo derecho a vivir”, “todavía soy joven” etc.
He oído decir que la separación es un mal de nuestro tiempo que es fruto del modernismo, de la liberación femenina y del derecho que tenemos de hacer nuestra vida sin que nada ni nadie se interponga. Puede ser… pero…
Ya en tiempos remotos, quedó registrado en la Biblia la actitud que tomó una mujer cuando su esposo perdió todo, absolutamente todo. Quedó sin hijos, propiedades y sin salud. Tan desesperante era su condición que, “sentado en medio de la ceniza se rascaba con un tiesto” (Job 2).
¿Cuál fue el apoyo de su esposa?
“Ella le dijo: ¿Aún retienes tu integridad? ¡Maldice a Dios, y muérete!”
Esta mujer olvido sus votos, cuando él más necesitaba de su apoyo, y compañía, le desprecia deseando que rompa su relación con Dios y se muera.
Esta actitud nos parece cruel, y carente de amor, del tiempo de la barbarie, pero es lo que cada día está sucediendo en nuestro medio.
¿Cómo es el apoyo que brindas a tu esposo, especialmente en los momentos difíciles? ¿Te levantas como juez, despreciándolo y acusándolo por sus errores o problemas? ¿Estás pensando levantar vuelo tú también? ¿estas olvidándote… ?