“Y hallándole dijeron: Todos te buscan”, Marcos 1:37. Ningún personaje de la historia de la humanidad ha sido buscado como Jesús de Nazaret.
Le buscó un rey para matarlo; un gobernador, para justificarse ante César y los judíos; los religiosos, para detenerlo; Judas, para traicionarlo; Satanás, para tentarlo; el populacho, para pedir su ejecución; José de Arimatea, para sepultarlo; los ángeles, para servirle; los fieles agradecidos, para seguirle y adorarle; los ejércitos celestiales, para celebrar el triunfo de su muerte y resurrección.
Han pasado veintiuno siglos y todavía podemos decir a Jesús: TODOS TE BUSCAN. Y en la intención de los que le buscan están la bendición o el tropiezo.
Dos premios Nobel de literatura concedida a escritores soviéticos, a Pasternak en 1958 y a Soljenitsin en 1971 tratan sobre Cristo directa e indirectamente. En muchos años de ateísmo oficial, los rusos le siguen buscando.
Los poetas todavía le buscan como un adorno, una elevada verdad o un sueño de perfección o idealismo.
Los músicos, para despertar interés y sentimiento en sus canciones y óperas. Los títulos actuales son numerosos.
Los directores de cine le siguen viendo como un personaje de interés con muchas facetas interesantes por descubrir.
Los políticos, para usarlo como un reclamo para cazar y conquistar las multitudes. Fidel Castro en Cuba comenzó hablando de Cristo en muchos de sus discursos.
Los negociantes, fabricando sus imágenes de barro, oro, plata, madera, etc. para negociar con Él.
Los ateos, para atacarle, y algunos se han hecho famosos a cuenta de combatir a Jesús.
Muchos siglos antes de venir al mundo los patriarcas lo buscaban en sus primogénitos como una sombra de bendición indefinida.
Los profetas lo buscaban en sus revelaciones y lo advertían en sus prédicas. Uno de ellos, Hageo, dijo acerca de Él: “Haré temblar a todas las naciones y vendrá el Deseado de todas las naciones”.
Le buscaron los magos del oriente guiados por señales sobrenaturales.
Le buscaron los esbirros de Herodes para eliminarlo como posible sustituto del trono.
Le buscaron los enfermos para ser sanados.
Le buscaban los demonios para ver si podían confundirlo. Le llamaban Hijo del Altísimo, y otras veces quedaban mudos para esconder su identidad.
Le buscaban los escribas y fariseos para contradecirle y acusarle.
Le buscaban los saduceos para hacerle preguntas capciosas, como aquella sobre la resurrección.
Le buscaban los griegos para verle, atraídos por su sabiduría.
Le buscaban los ricos para solicitar de Él la riqueza espiritual.
Le buscaban los desposeídos para hacerlo Rey, sabiendo que multiplicaba los panes y los peces.
Le buscaban las madres pidiendo misericordia para sus hijos.
Le buscaban los doctores de la ley para comparar las leyes antiguas con la ley del amor que Jesús encarnaba.
Le buscaban los niños para ser bendecidos por Él.
Le buscaban los hermanos pensando que estaba fuera de sí.
Le buscaban los discípulos de Juan para confirmar si era Él, el que había de venir.
Un periodista norteamericano dijo que Jesús está de moda, pero la realidad es otra, las modas pasan, pero sabemos que Jesús no pasará.
Señor todos te buscan, ¿dónde estás? Sí, lo sabemos, estás cerca y dentro del corazón contrito y humillado de los que procuran con la sencillez de los niños o con lágrimas como María; de los que tanto te anhelan que llegan a confundirse contigo; de los que siguiendo tu Palabra han experimentado el nuevo nacimiento necesario para entrar en tu reino.
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