viernes, 17 de febrero de 2012

Tatuaje y piercing - ¿una moda juvenil inofensiva?




¿Por qué será que tantos cristianos están en contra de que uno se deje hacer un tatuaje o un piercing? La Biblia, después de todo, no dice nada sobre eso - ¿o sí?

Alexander Seibel
Se cree que ya más de tres millones de alemanes están tatuados; una tendencia en incremento. Los símbolos varían mucho: de víboras, elfos, calaveras, rosas, entre otros. Esos tattoos (designación moderna para los tatuajes) son especialmente buscados por la gente joven. Por ejemplo, un diario ya en 1996 escribió lo siguiente bajo el título “Imágenes que se meten debajo de la piel”: “Los que practican el culto al cuerpo en los 2000 centros de Tattoo existentes están a la búsqueda de nuevos desafíos, del más reciente placer. Lo que gusta está permitido: bodypainting (pinturas en cuerpo), aretes nasales, piercing de metal en todas las partes del cuerpo.”

Al mismo tiempo se ofrecen formas cada vez más extravagantes, que en parte también son dolorosas. De moda está el “branding” (marcación), durante lo cual las “víctimas” tienen que aguantar bastante cuando un sello calentado a 1000 grados es presionado sobre su piel. Para tipos aun más duros existe el “tuckering”, que es meter grampas de metal en la piel.

Conclusión: Lo que antes era considerado o practicado como castigo, humillación, desfiguración o identificación de esclavos, hoy es considerado como “cool” (de moda) y encuentra cada vez más seguidores. Una revista mundana escribe sobre el tema “piercing”: “Está de moda ponerse un aro en la nariz, en el ombligo o en el área íntima. “ Entre los hombres jóvenes se usan mucho los aros en la oreja. Lo cuestionable es, cuando también los creyentes se muestran de esta manera; y aún más cuando consideramos que los hombres que aparecían con ese tipo de “adorno” en la oreja en los años 60 eran homosexuales. El aro era su distintivo en aquel entonces. Por supuesto que los adolescentes creyentes no piensan en eso, y en la actualidad ya no tiene ese significado. Pero, ¿se podrá ignorar totalmente la raíz de esta práctica?

Aros en la oreja y también en la nariz de la mujer israelita, de lo contrario, eran considerados como adornos según la Biblia (Ez 16:12). Y especialmente el aro en la nariz era tomado como símbolo de sumisión de la mujer a la autoridad del hombre (Gn 24:47). Esa imagen también es usada por la Biblia en otro lugar como símbolo del juicio, en este caso sobre el ejército de los asirios. “Por cuanto te has airado contra mí, por cuanto tu arrogancia ha subido a mis oídos, yo pondré mi garfio en tu nariz…” (2 Re 19:28; Jer 37:29).

En tiempos del Antiguo Testamento, a un esclavo que quería quedarse con su señor, se le perforaba la oreja con una lezna como señal de sumisión voluntaria, “y será tu siervo para siempre” (Dt 15:17; cp Éx 21:6).

Podremos pensar aquí en un paralelo (sin tomarlo como una declaración dogmática). ¿Será que esta moda constituye una señal de que uno se ha puesto a disposición, consciente o inconsciente, de otro, como un esclavo? La Biblia habla de que existe un ser invisible que esclaviza, que ata a los seres humanos a través del pecado. También le llama el dios de este siglo (Jn 8:34 y 2 Co 4:4).

Conocedores llaman los años 90 “la década de los homosexuales”. Quizás los subsiguientes historiadores eclesiásticos consideren que la primera década del nuevo milenio haya sido el tiempo en el que la cristiandad se ha ajustado más rápidamente al espíritu de ese tiempo. Tatuarse antes era el símbolo del mundo clandestino, y era la práctica preferida de los presos. Esas prácticas provienen de los pueblos primitivos, quienes practicaban ese tipo de transformaciones de la piel mayormente por razones religiosas y de culto.

En la Palabra de Dios, el Señor explícitamente prohíbe a Israel, Su pueblo del pacto, el hacerse rasguños o cortes en la piel – en cierto sentido los precursores de las actuales técnicas y prácticas elaboradas (Lv 19:28; 21:5). “Hijos sois de Jehová vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa de muerto” (Dt 14:1).

Ese tipo de acciones en el mundo pagano generalmente eran realizadas en conexión con el duelo por un fallecido. Las advertencias de las Escrituras tienen su razón de ser, a pesar de que la Biblia no da una explicación más profunda sobre esta prohibición. Los que comentan estos pasajes mosáicos, sin embargo, son bastante unánimes en sus interpretaciones. El Comentario Bíblico Wycliffe dice sobre el mandamiento de Levíticos 19:28: “Prohibía cualquier desfiguración intencional de la persona. Tanto las incisiones como los tatuajes del cuerpo eran practicados por los paganos.”1

Otro comentador escribe sobre el mismo pasaje bíblico: “La práctica de producirse incisiones en cara, brazos y piernas como expresión de luto, era práctica universal entre los paganos. Era considerada como señal de respeto hacia el muerto, y también como sacrificio de reconciliación para los dioses que reinan sobre la muerte. Los judíos habían aprendido esta costumbre en Egipto y estaban en peligro de volver a caer en eso (Jer 16:6; 47:5). Los tatuajes también estaban relacionados con los nombres de demonios, y eran una señal permanente de apostasía, o sea de rebelión.”

Si se puede o no hacer declaraciones de tanta precisión, no lo sé. Pero debería darnos que pensar que el auge de los tatuajes va de la mano del florecimiento de corrientes paganas y esotéricas. De ahí que es notable que la Biblia hable de esta práctica en el contexto del juicio de Dios sobre las naciones (Jer 41:5; 48:37). Por eso los cristianos en general deberían tomar distancia de los tatuajes. Un boletín informativo, por ejemplo, escribe sobre este mismo tema, diciendo: “Consejeros pastorales cuentan que las personas con tatuajes que se convierten a Jesucristo, a menudo sienten ‘instintivamente’ que las imágenes en su piel no caben con su nueva situación como hijos de Dios.”

En conexión con Deuteronomio 14:1, el mismo comentador escribe: “Si bien estas acciones en sí mismas pueden parecer inocentes, las mismas estaban conectadas con prácticas y conceptos de fe contrarios a Dios.”

El hacerse incisiones en la piel para la exaltación del éxtasis religioso es mencionado en 1 Reyes 18:28. Ese versículo habla de cómo los sacerdotes de Baal bailaban alrededor de su altar, cortándose la carne hasta que sangraba, y entrando en éxtasis. El Comentario Bíblico Wycliffe anota sobre la técnica de alcanzar una “transfiguración” espiritual a través de la danza que: “Tales prácticas también son conocidas en la actualidad por ciertos derviches.”2

Hay festivales y encuentros de jóvenes cristianos que se parecen en forma sorprendente – al menos en lo que respecta a los movimientos corporales – a esas actuaciones de los sacerdotes de Baal, en los cuales se intenta establecer un estado de conciencia transformado a través de antiquísimos métodos paganos. El éxtasis producido por todo eso es tomado como obra del Espíritu Santo, ya que, así se argumenta, después de todo era un concierto cristiano. El apóstol Pablo advierte en 1 Corintios 10:7 : “No seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar.” El verbo “paizo” utilizado en el griego para “jugar” significa literalmente comportarse como un niño; también puede ser traducido con saltar, brincar o bailar.

Otra idea alarmante se presenta. En el libro del Apocalipsis hay una profecía famosa acerca de como en el fin de los días, todos tendrán que aceptar el número de la bestia. O sea que llega a haber algo así como un “tatuaje global” o un “piercing en masas” o cualquiera sea la forma que se utilizará para la identificación de la gente. Según el estado actual de las cosas, uno tiene la impresión de que esta generación tiene cada vez menos temor de entrar en contacto con este tipo de “marcación”.

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