En Francia se podrán pagar en el
futuro no muy lejano las compras y sacar dinero simplemente con ayuda de
la huella digital, según un proyecto piloto que está siendo puesto a
prueba en dos ciudades del país, según informa la agencia AFP.
Con la simple operación de posar un dedo en un lector de huellas digitales, las personas que colaboran en este proyecto piloto, en marcha ya en la ciudad de Villeneuve d’Ascq (norte) y a finales de noviembre en Angulema (centro oeste), podrán pagar sus compras en varios comercios que colaboran en la experiencia.
Esta tecnología , desarrollada por la empresa Natural Security , pretende también aplicarse en los cajeros automáticos de los bancos para sacar dinero.
Lo primero que se precisa es registrar las huellas digitales del usuario en el banco donde tiene su cuenta y éstas figurarán en una tarjeta bancaria y un estuche especial para tal efecto.
Cuando vaya a pagar, el cliente pone su dedo en el lector biométrico y éste envía una señal a la tarjeta que lleva con él para ver si las huellas digitales coindicen.
Si son idénticas, la terminal valida la transacción.
La diferencia con otros sistemas en vigor, alegan los desarrolladores, es que el banco no guarda los datos biométricos de sus clientes, sino que estos están contenidos en la tarjeta.
El pago por esta modalidad no prevé un límite específico del gasto.
Con la simple operación de posar un dedo en un lector de huellas digitales, las personas que colaboran en este proyecto piloto, en marcha ya en la ciudad de Villeneuve d’Ascq (norte) y a finales de noviembre en Angulema (centro oeste), podrán pagar sus compras en varios comercios que colaboran en la experiencia.
Esta tecnología , desarrollada por la empresa Natural Security , pretende también aplicarse en los cajeros automáticos de los bancos para sacar dinero.
Lo primero que se precisa es registrar las huellas digitales del usuario en el banco donde tiene su cuenta y éstas figurarán en una tarjeta bancaria y un estuche especial para tal efecto.
Cuando vaya a pagar, el cliente pone su dedo en el lector biométrico y éste envía una señal a la tarjeta que lleva con él para ver si las huellas digitales coindicen.
Si son idénticas, la terminal valida la transacción.
La diferencia con otros sistemas en vigor, alegan los desarrolladores, es que el banco no guarda los datos biométricos de sus clientes, sino que estos están contenidos en la tarjeta.
El pago por esta modalidad no prevé un límite específico del gasto.
FUENTE. www.AcontecerCristiano.Net
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