Líder religioso iraní dice que "Israel es un tumor canceroso que debe ser extirpado"

Teherán, IRÁN.- Irán apoyará a todo aquel que se oponga a Israel, que «es un tumor canceroso que se debe cortar y que será cortado con la ayuda de Alá», dijo el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, en el sermón del viernes en la Universidad de Teherán, la principal tribuna política del país.

Para Jamenei, las últimas amenazas de intervención militar contra Irán lanzadas por EE. UU e Israel prueban los fracasos norteamericano y sionista contra las argumentaciones de Irán. «Por eso recurren a la fuerza», agregó.

«Las amenazas de guerra pueden perjudicar a Estados Unidos. La guerra va diez veces contra sus intereses», sostuvo.

La intervención de Jamenei se produjo después de que el diario «The Washington Post» publicase de que el secretario de Defensa de EE.UU, Leon Panetta, dijo creer que Israel podría atacar Irán durante la próxima primavera.
Tanto Panetta como otros cargos de la administración de EE.UU afirmaron en las últimas semanas que Irán podría cruzar una «línea roja» si dedicase su desarrollo nuclear a fabricar bombas y, en ese caso, todas las opciones, incluida la militar, estarían abiertas.

En su sermón, Jamenei destacó la implicación directa de Irán en la confrontación palestina y libanesa con Israel, pero negó que Teherán se haya implicado en el levantamiento contra el régimen de Bahréin, un país de mayoría chiíta gobernado por una monarquía sunnita.

«En cualquier cosa que Irán se implica, lo dice directamente», insistió el clérigo y líder del régimen teocrático iraní, quien aseguró que el rey de Bahréin, Hamad ben Isa al-Jalifa, miente al decir que Teherán interveno en ese pequeño país insular.

«La acusación del gobernante de la isla de Bahréin sobre nuestra interferencia allí es incorrecto. Si hubiésemos intervenido la historia serí otra», manifestó Jamenei.

Desde hace un año, se vienen sucediendo en Bahréin manifestaciones y levantamientos contra la monarquía de los Al Jalifa, la familia sunnita que lleva más de 40 años en el poder en un país de población mayoritariamente chiíta.

Los levantamientos son reprimidos con violencia, con ayuda de tropas del Consejo de Cooperación del Golfo, especialmente de Arabia Saudita, lo que causó decenas de muertos y más de un millar de heridos.