viernes, 30 de diciembre de 2011

Hombre que mató a 20.000 personas se convierte a Cristo (Video)


Su nombre es Joshua Milton Blahyi, una vez fue llamado uno de los señores más temido en la guerra de Liberia. Él confesó haber matado a unas 20 mil personas durante 14 años de guerra civil en dicho país.
Pero ahora Joshua Milton Blahyi, se declara una nueva persona, es un cristiano evangélico y dice que está arrepentido de sus pecados y ha confesado a Jesús como su Salvador, así que se ha dedicado a evangelizar su nación y pide perdón a aquellos que les hizo daño.
Blahyi, fue seleccionado por The Economist y PBS NewsHour, para que contara su historia en un documental titulado: “La redención del general Butt Naked” (The Redemption of General Butt Naked).
El film, es escalofriante por la impresión que deja de cómo fue la vida de Joshua Milton Blahyi y también cómo renunció a su pasado violento, una historia que ha sorprendido a miles de personas porque fue un señor de la guerra brutal de África.
¿Podría esta persona existir realmente?
Los cineastas Eric Strauss y Anastasion Daniele, pasaron cinco años con Blahyi, siguiendo de cerca su problemática vida, mientras buscaba el perdón de sus ex soldados y sus numerosas víctimas.
Strauss, se interesó en Blahyi, después de haber leído sobre él en un libro llamado los lugares más peligrosos del mundo.
 “Fue sólo un pequeño relato sobre un caudillo famoso, que había matado a miles y ahora andaba caminando por las calles predicando la verdad y la reconciliación”, dijo Strauss a Los Ángeles Times. “Me preguntaba, ¿Podría esta persona existir realmente? ¿Fue esta transformación extremadamente posible?”, dice Straus. Anastasion añade: “¿Y cómo se escucharía en el mundo real?”.
Ofreciendo una visión de sus preguntas a través de su documental, los realizadores crearon The Redemption of General Butt Naked, destacando la fe y el perdón.
 “Solo el cristianismo puede ayudar a esta nación, porque el cristianismo, es la única creencia, la única fe que te dice que debes amar a tus enemigos, a aceptarlos y perdonar a quien te hace daño”, declaró Blahyi, en un extracto de la película, de acuerdo con PBS.
 “Todos los que ves aquí sentados eran rebeldes conocidos. Lo único que es capaz de desarmar es el amor, el amor fue el que me desarmó. Sólo Dios es capaz de cambiarte la vida”.
Antes de su conversión, Blahyi, fue un miembro de la tribu Sarpo en Liberia, fue asesor espiritual del fallecido presidente de Liberia, el sargento Samuel K. Doe.
A los 11 años, fue iniciado como un sacerdote tribal y participó en su primer sacrificio humano, que practicó mensualmente hasta los 25 años. Más tarde fue nombrado como sumo sacerdote del pueblo Krahn y consejero espiritual de Doe, Blahyi dijo que en su vida pasada, se reunió con regularidad con Satanás con el cual habló varias veces.
Fue apodado: “General Butt Naked” (Butt, el General Desnudo), porque cada vez que entraba en combate lo hacía con zapatos y un arma, creyendo que su desnudez lo hacía invencible a las balas.
El general afirma haber matado muchos niños que ofreció a Satanás, a los cuales les sacó la sangre, el corazón, el cual se lo comía antes de una batalla. No es de extrañar porqué todos en todo el país, todavía le temen, a pesar de su conversión.
Jesús se le apareció como a Pablo
En 1996, Blahyi, tuvo un encuentro dramático con Jesús, durante una de las peleas más brutales en la historia de la guerra de Liberia, un encuentro que muchos consideran similar a la conversión del apóstol Pablo en el camino a Damasco.
Jesús, se le apareció como una luz cegadora y le dijo que moriría a menos que se arrepintiera de sus pecados, informó el Daily Mail.
Blahyi, aceptó a Cristo y pidió perdón por sus pecados, rápidamente puso sus armas, dejó atrás a sus soldados y se fue a un campamento de refugiados en Ghana, donde comenzó su proceso de conversión. Y ahora aboga por la paz y la no violencia.
 “Lo siento. Lo siento”, dice Blahyi, aunque muchos creyeron en su arrepentimiento y su transformación, otros creen que está mintiendo. A pesar de las dudas, el ex caudillo sigue demostrando su entrega predicando el Evangelio a todas las personas que encuentra.
En la actualidad es presidente y fundador de End Time Train Evangelistic Ministries en Ghana, fundado en 1999, y que está vigente en lugares remotos de África, entre ellos Togo, la República de Benin, Nigeria , Chile , República de Guinea, y Liberia, su tierra natal.
La película saldrá al aire el 22 de enero del 2012 en el Documentary Channel. En una entrevista que ofreció Blahyi en el 2010, al periódico Daily Mail dijo: “Creo firmemente que la Biblia dice que Dios me ha perdonado”, explica. Blahyi, quien está dispuesto a ser juzgado y ahorcado por sus crímenes de guerra en La Haya, si es esa la manera para solucionar el dolor que provocó a tantas personas.

La Vid y el Pámpano

La Vid y el Pámpano
Rev. Ramón Aponte
El pámpano está unido a la vid, y allí es donde crece, se desarrolla y recibe lo que necesita para vivir en abundancia y en fortaleza.
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”, Juan 15:5.
 
La adhesión del pámpano a la vid le permite no solamente recibir el alimento, sino también le ayuda a llevar una vida fructífera. Las responsabilidades de la vid y del pámpano son muy diferentes; la primera ofrece vida y abundancia, mientras que el segundo ha de permanecer adherido, y prosperar lo que la vid le ha dado.
 
Cristo dijo a sus discípulos: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:1-8).
 
El apóstol Pablo declara en la epístola a los Romanos 8:35-39, una serie de preguntas y de refutaciones con respecto a unos factores que podrían separarnos de Cristo, nuestra vid: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (…) Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Asimismo, en la carta a los Filipenses 4:13, leemos como sigue: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
 
Todo cuanto precede se hace realidad en la vida del cristiano bajo la condición de que éste mantenga un estado de comunión constante con la vid. La preposición “en” (en Cristo) expresa perfectamente esa idea de reposo, de permanencia o de fusión entre nosotros y el Señor Jesucristo. ¿Por qué hallamos en nuestro entorno cristianos tristes, para quienes la Palabra de Dios es una carga e ir a la Iglesia un fastidio? Simple y llanamente porque no están adheridos a la vid, y por ende, no se benefician de la vida abundante que emana de ella.
 
La dependencia del cristiano con respecto a Cristo no puede ser parcial ni tampoco incompleta, sino total. Dios tiene que estar involucrado en todos y en cada uno de los ámbitos de nuestra vida: espiritual, físico, material, etc. Este es un aspecto fundamental y crucial en la vida del creyente. Nuestro amado Salvador advirtió claramente que, por cuanto somos pámpanos, no podríamos hacer nada separados de Él (Juan 15:5).
 
Y es que, amados lectores, el pámpano separado de la vid no tiene valor ninguno, y ni siquiera se puede reciclar su madera para crear algo útil. La savia que la vid le proporciona al pámpano todos los elementos necesarios para que éste sea fructífero. La dependencia de Dios, pues, hace que no deseemos llenarnos con cosas del mundo, porque llevamos una vida de plenitud en Él.
 
Los pámpanos infructíferos son echados al fuego, como les recuerda el Señor Jesucristo a los que escuchaban sus predicciones. Es más, la madera del pámpano, por su naturaleza, ni siquiera permite mantener el fuego avivado, y solo se reduce a cenizas que lleva el viento. ¿Está usted adherido a la vid verdadera? ¿Está recibiendo la savia que hará de usted un pámpano fructífero? Las advertencias de Cristo al respecto son claras. Retornemos, pues, a una una comunión genuina y a una dependencia exclusiva de Él. Dios les bendiga.