miércoles, 21 de marzo de 2012

Nokia patenta un parche electrónico en la piel

Nokia patenta un parche electrónico en la piel
Anuncian un futuro con dispositivos electrónicos tatuados en la piel.
Una de las últimas ideas de los laboratorios de I+D de Nokia es un parche magnético que adherido al cuerpo es capaz de vibrar cuando, por ejemplo, se recibe una llamada en el móvil. Es sólo una patente (por ahora no hay producto) pero como idea resulta curiosa porque elimina la función de vibración del teléfono para llevarla directamente al cuerpo del usuario.

 
El parche no necesita alimentación y funciona gracias al campo magnético generado por un emisor en el propio teléfono. Nokia cree que en el futuro este tipo de soluciones se podrían también tatuar directamente en la piel. Incluso cuando el teléfono está en el bolso o lejos del cuerpo se sentiría la vibración, que además sería realmente silenciosa (incluso en modo vibración en móvil puede ser molesto en algunas ocasiones por el zumbido que genera).

Parece ciencia ficción pero hay algunos experimentos curiosos en este campo.

En el año 2006 Wired, por ejemplo, escribió un extenso reportaje sobre un grupo de personas que se habían implantado un imán en la punta del dedo anular. El imán era capaz de transmitir sensaciones al cerebro cuando estaba cerca de un campo magnético porque el ligero movimiento en el interior del cuerpo disparaba algunas de las terminaciones nerviosas. Era como un "sexto sentido" aunque pocos recomendaban implantarse uno. La operación no siempre funcionaba y al cabo de un tiempo la cápsula de silicio que alojaba el imán podía romperse.

 
En la Universidad de Illinois también están experimentando con materiales que pueden adherirse a la piel y contener circuitos eléctricos. La idea es que sirvan como soportes para sensores capaces de medir constantes vitales . Un parche colocado en la garganta podría servir para controlar un dispositivo con la voz tan sólo susurrando los comandos oportunos.

¿Andarán dos juntos, si no están de acuerdo?

¿Andarán dos juntos, si no están de acuerdo?
Rev. Ramón L. Aponte
Si queremos ser pueblo de Dios, y andar con Dios, debemos estar de acuerdo con Él. En primer lugar debemos de estar de acuerdo con Él respecto del pecado. Dios declara en forma inequívoca, categórica, en las Sagradas Escrituras, que todos hemos pecado, que todos hemos escogido nuestro propio camino (Salmo 14:1-3).
Lo primero que nos dice Dios es que nos arrepintamos, que cambiemos de dirección. Hemos estado andando en la dirección equivocada, transitando por el camino del yo, del egoísmo. Debemos virar y abandonar ese camino equivocado, confesar y abandonar nuestros pecados, acudiendo al Señor, pidiéndole que nos perdone y nos de la libertad por amor de Jesús.
 
Ahora bien, existe un arrepentimiento que podríamos calificar de religioso y que solo busca eludir la sanción, librarse del castigo. Pero debemos dar un paso más, hasta alcanzar lo que podríamos llamar el arrepentimiento genuino, cristiano. Ese arrepentimiento abarca no solamente el temor al castigo, sino una pena genuina por haber pecado contra el amoroso Padre Celestial, un dolor piadoso porque hemos ofendido a Aquel que nos amó e hizo provisión para que alcanzásemos el perdón y la limpieza.
 
Debemos llegar a otro acuerdo si andamos con Dios, un acuerdo respecto del señorío de Cristo. Indiscutiblemente debemos considerarlo como nuestro Redentor Salvador. Con frecuencia leemos las Sagradas Escrituras que “todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13). En esta oración resaltan dos palabras. Una de ellas naturalmente es salvo, pero la otra palabra importante en este pasaje bíblico es el vocablo Señor. Debemos ponernos de acuerdo con Dios respecto del Señorío de Cristo. Si hemos sido perdonados, si hemos nacido de nuevo, no es para que vivamos esta vida a nuestro antojo. Dios nos ha redimido y renovado para que cumplamos Sus propósitos. El único descanso, paz y gozo verdaderos se sienten al encontrar nuestro verdadero lugar con relación al Señorío de Jesucristo.
 
Las Sagradas Escrituras afirman que Cristo cargó nuestros pecados en la cruz. “Quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia…” (1 Pedro 2:24). Ahora bien, esta provisión se hizo para todos, en todas partes, pero no nos beneficiaron hasta que sepamos de ella y hagamos los ajustes morales y espirituales necesarios, es decir, la confesión y el abandono de todo pecado, recibiendo a Jesucristo como Señor y Salvador.
 
Las Sagradas Escrituras declaran a sí mismo que Cristo no solamente cargó sobre sí nuestros pecados en la cruz, sino que llevó los pecados de todos los hombres de todo el mundo, de toda la raza humana en la cruz. Pero esto tampoco nos beneficia hasta que lo sepamos y hasta que hagamos el necesario ajuste moral y espiritual, que significa una rendición a Dios total, incondicional e irrevocable, Jesús nos dice que equivale a tomar la cruz y seguirle. El apóstol Pablo, después de haber experimentado esta entrega, declara: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…” (Gálatas 2:20). Esta crucifixión también está incluida en el andar de acuerdo con Dios.
 
Efesios 5:18 nos da otro imperativo: “Sed llenos del Espíritu Santo”. El Espíritu habita en todos los creyentes que han nacido del espíritu, pero necesitamos este revestimiento del Espíritu Santo a fin de fortalecer nuestro carácter cristiano y ser como Cristo. También el bautismo en el Espíritu Santo, que es una unción de poder, y que nos da como resultado una vida fructífera.
 
Un estudio muy provechoso de la Biblia de parte de cada uno de nosotros sería la búsqueda de otras formas en virtud de las cuales es de necesidad imperativa que estemos de acuerdo con Dios, a fin de que en forma inequívoca, podamos andar con Él. Amén.