miércoles, 9 de mayo de 2012

Firmes y adelante


Firmes y adelante

Inspirado en un pasaje de las Santas Escrituras, el himno es parte de la vida del cristianismo contemporáneo. Fue escrito por el británico Sabine Baring-Gould en 1865 y motiva a los fieles a transformarse en guerreros del Señor.
Detrás de cada melodía, cada canción, cada himno cristiano, hay una historia por descubrir. Sucede con “Firmes y Adelante”, creación del escritor inglés Sabine Baring-Gould. La pieza fue escrita hace 147 años, según su autor, de manera muy sencilla y sin pensar en su publicación. Sin embargo, su letra, como un espejo cristalino, es el reflejo de un versículo bíblico incluido en la segunda epístola a Timoteo (2:3) en el que se habla sobre la manera de convertirse en un “buen soldado de Jesucristo”.
 
Igual que su afamada inspiración, Sabine Baring-Gould, como un cometa brillante, reco­rrió un camino luminoso y fulgurante antes de convertirse en un célebre compositor evangéli­co. Todo empezó en Exeter, Inglaterra, el 28 de enero de 1834 cuando llegó al mundo en ple­no auge de la revolución industrial. Posterior­mente, luego de pasar gran parte de su infancia recorriendo Europa, ingresó en 1852 a la uni­versidad de Cambridge y se graduó en artes en 1857. Siete años más tarde tomó las órdenes sa­gradas y se convirtió en ministro de Dios y em­pezó su labor cristianizadora en el pueblo de Horbury, en el histórico condado de Yorkshire.
 
Allí, en el norte de Inglaterra, Baring-Gould inició un viaje sostenido a la notoriedad. Fue justo para las celebraciones de las fiestas de Pentecostés de 1865. Y es que de acuerdo a datos históricos, incluidos en diversas publi­caciones especializadas, el reverendo Sabine compuso “Firmes y Adelante” en apenas quin­ce minutos y con el único propósito de que los niños de su Escuela Dominical se presentaran con un himno novedoso y original en las con­memoraciones dedicadas al Espíritu Santo. La melodía no pasó inadvertida y se instaló de in­mediato en el gusto popular inglés. Después, con los años, su celebridad se extendería a ni­vel mundial.
 
La canción marcó un quiebre definitivo en la vida creadora de Baring-Gould. Por un lado, dio inicio a una extensa, prolífica y ecléctica producción bibliográfica que superó las mil doscientas cuarenta publicaciones entre las que se destacaron su vasta edición de canciones po­pulares. Asimismo, llegó a ser el décimo nove­lista más popular de su época y en determina­do momento colocó más libros en la biblioteca del Museo Británico que cualquier otro escritor Inglés. Por otro lado, su fe en Cristo lo llevó a ser uno de los pastores más respetados de la época victoriana y, además, su vida personal floreció al unirse en matrimonio a Grace Taylor con quien tuvo quince hijos.
 
A mediados de los años veinte, concreta­mente el 2 de enero de 1924, Sabine Baring Gould partió al encuentro con el Señor a solo doce meses de ser nonagenario. Así, mientras el planeta vivía los “años locos”, período de gran prosperidad económica en Norteaméri­ca, culminó en Inglaterra la biografía de este personaje vital para la música cristiana. Una personalidad que se hizo imperecedera gracias a una obra eterna y perpetua dedica a fortale­cer y robustecer las características del “buen soldado” de Dios. Un ideal, transformado en música, que aun hoy en día resuena en miles de templos alrededor del mundo entero.
 
Un clásico tema
 
Firmes y Adelante” está impregnada en la cultura popular mundial por muchas razones. Una de ellas se produjo cuando Winston Churchill y Franklin Roosevelt se reunieron, el 14 de agosto de 1941, para acordar la Carta del Atlántico -declaración conjunta de Estados Unidos e Inglaterra, y Churchill la eligió para incluirla en los servicios religiosos que se realizaron en alta mar. También el himno fue cantado en el funeral del presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower.
 
Igualmente, la obra de Sabine Baring-Gould tuvo sendos espacios en una serie de películas y programas de televisión a nivel internacional. El más destacado, sin dudas, fue el incluido dentro del filme Stanley y Livingstone, de 1939, en el que el protagonista entona la melodía junto a un coro de africanos. Además, formó parte de las películas: la comandante Bárbara; la señora Miniver; un cuento de Canterbury; vienen los rusos; los rusos están llegando y grifos. Fue incluida en la serie americana “La Casa de la Pradera”, protagonizada por Michael Landon (conocida en algunos países como la Familia Ingalls).
 

Firmes y Adelante
 
Firmes y adelante, huestes de la fe.
Sin temor alguno, que Jesús nos ve.
Jefe soberano, Cristo al frente va,
y la regia enseña tremolando está.
 
CORO:
 
Firmes y adelante, huestes de la fe,
sin temor alguno, que Jesús nos ve.
 
Al Sagrado nombre de nuestra Adalid,
tiembla el enemigo, y huye de la lid.
Nuestra es la victoria, Dad a Dios loor,
y óigalo el averno lleno de pavor.
 
Muévese potente la Iglesia de Dios,
de los ya gloriosos marchamos en pos;
somos solo un cuerpo, y uno es el Señor,
una la esperanza, uno nuestro amor.
 
Tronos y coronas pueden perecer;
de Jesús la Iglesia fiel habrá de ser;
nada en contra suya prevalecerá,
porque la promesa nunca faltará.

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